jueves, 25 de agosto de 2011
Vacaciones
El verano se sabe languidecer. Y ese languidecer no es mas que su agonia. Una agonia lenta y sofocada, que cuece la urbe en un caldo pegajoso de sirena antigua varada a la brasa canicular, asfixiada por los vapores humedos y salinos que vomita el puerto sobre la ciudad.
Como todos los años, Agosto y su final, arrojan sobre el crepusculo sus luces avisadoras tintando de ceniza o malva las nubes que naufragan en la estridente luminosidad de los tonos anaranjados; alla donde el sol se funde hasta apagarse en el poniente.
A esta altura del mes o, a esta depresion del mes, segun se mire, muchos de mis vecinos han regresado ya de su fuga. Al igual que los criminales vuelven a la escena del crimen, todos regresan a esta prision de asfalto y aluminosis, de hoquedades y superficies humanas enceradas hasta la impermeabilidad.
Y de espejos; muchos espejos donde poder mirarse sin descanso. No unos a otros sino, cada uno a si mismo.
Vuelven; regresan. Regresamos todos una y otra vez a este punto de rutina y desafeccion siniestra que llamamos "civilizacion", "ciudad", "sociedad", "urbanizacion"... y donde, por supuesto, sus habitantes ejercemos un comportamiento civilizado, ciudadano, social y urbanizado o amable y educado, bien pocas veces.
Sera que nuestras luces humanas, se apagan; como las luces del verano... Languidemos; como la luz en las tardes de Agosto... como el propio Agosto, que langudece...
Sin embargo, desde principios del mes, cuando los acostumbrados vacian las ciudades, estas, se desencorsetan, se desfajan y, al igual que de una fruta madura, de sus calles mas escondidas rebrotan aromas y sonidos que transportan al paseante a reservas unicas para esa otra especie de transeunte que ahora ocupa el lugar de los que se han ido: los turistas.
España, no solo es un pais turistico sino que, ademas, la mayor parte de su economia esta cimentada en el turismo: kilometros y kilometros de costa, clima excepcional, gastronomia envidiable, amplio patrimonio historico, esplendida oferta museistica, gran diversidad geografica y nutrido legado cultural,... y, es en esta epoca del año, cuando aparecen la mayoria de turistas, en que las ciudades abren sus pequeños cofrecillos.
Y Barcelona, ofrece tesoros fantasticos.
A nosotros, a los de costumbre, esos cofrecillos o se nos pasan por alto o los aplazamos para otro dia; total, como vivimos aqui... pero, a los turistas, no; los turistas vienen con los dias y los euros contados y quieren sacarles partido; asi que, llevan la ciudad aprendida a golpe de plano callejero, apuntada en una agenda con las actividades de cada dia, en la que, por supuesto, estan anotadas rutas que, en ocasiones, son un autentico descubrimiento para el ciudadano nativo. Probadlo alguna vez. Quien sabe la de cosas que podeis descubrir... En cualquier caso, sera ya en otro verano, en otro Agosto, durante otras vacaciones...
En fin; si habeis regresado de las vuestras... bienvenid@s.
Y, mientras Agosto languidece y mis vecinos sacan pecho durante el dia y suspiran de noche por las vacaciones extintas, yo quiero compartir con vosotros un clip sobre Barcelona, que es la ciudad que se adueña de mis pasos, conduce mis paseos y serena mis lamentos.
Deseo que os guste.
¡Ah! Olvidaba comentar que vivo muy cerquita del Parque Güell. Os digo esto porque, ahi, aparecen las mismas vistas que disfruto yo desde mi casa que, como ya sabeis, se abalcona sobre la ciudad...y sobre el Mediterraneo. Asi podeis haceros una idea aproximada desde que lugar de La Condal miro el mundo, y desde donde comparto esa mirada con vosotros.
Y un te a la menta fresca, bien frio, que apacigue los sofocos atmosfericos mientras comtemplamos esas luces de Agosto que langidecen, señalando el fin de las vacaciones, y el arranque de una charla entusiasta ausente de relojes... ¿Apetece?
Besos.
Por cierto; la reproduccion del oleo que encabeza el post, se llama "Niños a la orilla del mar", y es obra del talento de Joaquin Sorolla i Bastida
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2 comentarios:
Aquí las vacaciones terminaron la semana pasada, esta semana ha sido de retardos y regresos, ruidos y desazón pero es lo que hay, si al menos tuviera el mediterráneo a la vista aguantaría esta ciudad caótica.
Un beso Compi.
Aun asomada al Mediterraneo, Barcelona, como todas las grandes ciudades, no se acuesta ajena al estres, el azoramiento y el caos que a menudo reina en el ajetreo urbano diario: obras, repartos, mensajerias, trafico, colegios, comercios,mercados...
Besotes, compita; y muchas gracias.
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