jueves, 27 de septiembre de 2012

"La Princesa Silenciosa" (Cuento sufí) 2ª parte

Tras el merecido y ansiado descanso, principe y visir emprendieron su camino al amanecer del nuevo dia y encontraron a un hombre que llevaba un ruiseñor encerrado en una jaula. Cantaba el pajaro tan primorosamente que, el principe, decidio comprarlo; eso si, no sin que el ministro dejara de advertirle que ya tenian bastante de que ocuparse y que desistiera de aquella nueva carga. Pero el, sin tomar en cuenta sus razones, compro el pajaro por cien monedas y colgo la jaula de la habitacion que tenia alquilada.

Cuando el principe se quedaba abstraido, reflexionando sobre el medio del que se valdria para hacer hablar a la princesa, el ruiseñor, le decia:

          -. ¿Por que estas tan abatido, principe mio? ¿Que te preocupa?

El principe temblaba, no sabiendo si tenia ante si un pajaro o un genio. Pero procuraba calmarse, pensando que aquello seria una gracia concedida por Ala, por lo cual, resolvio contar al ruiseñor la historia de su amor por la princesa. Cuando acabo de narrarla, el pajaro le contesto:

          -. No te aflijas, es facil conquistar a la princesa. Presentate esta misma noche en palacio y llevame contigo. Siete velos viste la sultana y nadie ha logrado ver su rostro. cuelga mi jaula  del pie de la lampara, y pregunta  a la sultana como esta. Ella no va  a contestar pero sigue hablando con la lampara; asi, tu hablaras y yo te contestare. 

El joven siguio la sugerencia  al pie de la letra y de inmediato se encamino hacia el palacio de la sultana.
Al saber el sultan que un joven pretendia ver a su hija, le recibio y trato de disuadir su pretension.
Sin embargo, al mismo tiempo, le comunico su decision de entregarla en matrimonio a aquel que lograra arrancar una sola palabra de sus labios. Ahora bien, de no lograr tal proposito, era la cabeza del intrepido la que peligraba.
Al oir estas palabras, el joven, se arrojo a los pies del sultan, solicitando su permiso para visitar a su hija.

Ya habia anochecido cuando fue conducido a los aposentos de la silente princesa. Al entrar, colgo la jaula de la lampara de tal suerte, que quedaba totalmente oculta  a la vista de la sultana. Luego, le pregunto por su salud y dijo algunas otras cosas sin importancia. No obtuvo respuesta alguna. Sin embargo, imperturbable, el principe dijo:

          -. No he logrado oir una palabra tuya. Bien, importa poco. Hablare con la lampara. 

Y diciendo esto, se volvio hacia la lampara y entablo con ella este dialogo:

          -. ¿Como estas? 

Y la lampara respondio:

          -. Estoy muy bien; hace muchos años que nadie me dirige la palabra. Ala, te envia, y hoy me siento mas feliz que si el mundo entero me perteneciera. ¿Querrias entretenerme contandome una historia? 
Pero, no; mejor sera que te la cuente yo... 

Y, como el principe enmudeciera, la voz, prosiguio:

          -. Erase una vez un sultan, que tenia una hija de singular hermosura. Tres principes ansiaban desposarse con ella. El sultan, dijo a los pretendientes: 

          -. <<Aquel que aventaje en el cumplimiento de una empresa a los otros, obtendra la mano de mi hija>>.

Los tres jovenes partieron juntos, pero al llegar a orillas de una fuente acordaron tomar distintas direcciones, para mejor evitar pelearse por la pretension  que animaba e infundia valor en los tres. 
La empresa que habia de acometer cada principe, era la siguiente: el primero debia recorrer, en una hora, el espacio en que era necesario emplear seis meses de camino; el segundo, volverse invisible y, el tercero, hallar una medicina capaz de devolver la vida a un muerto. Poca cosa, como se vera. 

Los tres principes regresaron casi al mismo tiempo. Aquel que podia hacerse invisible, entro en la habitacion de la princesa y supo que estaba enferma de gravedad. Tanto, que fallecio a las dos horas. 
El segundo principe consiguio averiguar donde crecia cierta planta que tenia la facultad de revivir a los muertos pero, para llegar al lugar, eran precisos tres meses de ruta. 
El tercer principe, fue capaz de recorrer aquel camino, de ida y vuelta, en solo una hora. 
Apenas la medicina toco los labios de la sultana, esta, recobro la vida. 

Al llegar a este punto, el ruseñor, pregunto al principe:

          -. ¿Cual de los tres pretendientes es merecedor de la mano de la princesa? 

          -. Aquel que le dio la medicina y con ella, la vida - contesto el.

La Princesa Silenciosa, no pudo contenerse y exclamo:

          -. ¡Estas loco! De los tres principes, el mas indicado como esposo es aquel que consiguio traer la medicina en una hora porque, de haber tardado seis meses, su eficacia hubiera resultado nula y la princesa no hubiese revivido. 

El sultan fue inmediatamente informado de que su hija, La Princesa Silenciosa, habia roto su silencio.
Pero, ella protesto; aseguro haber sido victima de una astucia y, que nada conseguiria el principe mientras no lograse hacerla hablar tres veces.
El sultan, dijo entonces:

          -. Para conseguir la mano de mi hija, es preciso que la incites a hablar otras dos veces. 

El principe regreso a su alojamiento algo desesperanzado pero, tras meditar el asunto, se dispuso a conseguir su objetivo. Consulto al ruiseñor y este, le dijo:

          -. La princesa esta furiosa por haber roto su silencio y ha dado orden de que quiten la lampara de su habitacion. Cuando vuelvas a su presencia, no se te olvide colocarme en la pared, oculto tras algun tapiz, a ser posible. 

Llegado el momento de volver al palacio del sultan, el principe, cumplio punto por punto las indicaciones del ruiseñor y saludo a la princesa diciendo:

         -. ¿Como sigues? 

La doncella se volvio de espaldas sin responderle.

          -. ¿Como? ¿La sultana me desprecia? - dijo el principe - Bien, pues, hablare con la pared. Hola pared, ¿quieres contarme alguna historia? 

         -. ¡Con mucho gusto! - replico el ruiseñor, escondido tras el tapiz - presta atencion...




CONTINUARA...



3 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

¡Ahhh pensé hoy terminaría! Que astuto el colibrí.


Un beso.

La Salamandra dijo...

Jajaja... Quizas, ¿sea colibrina y se llame Sherezade? Jajaja...

Los cuentos de la tradicion persa, son asi: quasi interminable; pasan de una situacion a otra analizando en profundidad los comportamientos y sus consecuencias.

Deseo que te magnetice.

Bss. mil, compi.

Namasté.

Josep Peaceforever dijo...

Aquests contes on l'astúcia es crucial em tenen el cor robat... Però aquí l'astut és el rossinyol, no el princep...

Esperarem el final.

Una abraçada.